¿Cómo detectar personas tóxicas?
RelacionesLaura Marín Cuesta
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Hay unos cuantos manuales con este tipo de titulares, y creo que no son del todo acertados porque:
- Todos hemos actuado de manera tóxica alguna vez con alguien.
- Seguimos encasillando a una persona con una etiqueta cuando probablemente tendrá otros comportamientos que nos aporten algo positivo. De lo contrario, esa relación, habríamos terminado la relación mucho antes.
Si hablamos de esta manera tan general (“eres”), la persona que realiza estos comportamientos los va a rechazar porque la estamos acusando, y la que esté cerca no va a reconocer al primero como una persona tóxica siguiendo la definición que le hemos dado porque ve sus cualidades positivas también, pudiendo incluso minimizar esos aspectos que le dañan.
- No nos ayuda: ni al que los realiza, ni al que los recibe.
¿Qué nos puede ayudar entonces?:
- Reconocer el problema.
- Definir conductas que podamos identificar claramente. Acciones, comportamientos que nos dañen, que queramos reducir o cambiar, porque así nos resultará más fácil detectar cuando aparecen, medirlas e indicar al otro qué es lo que está haciendo mal.
- Analizar si se debe a algún motivo: miedo a ser criticados si decimos lo que pensamos o hemos hecho abiertamente, dificultades para expresar algo que nos molesta…
- Encontrar una alternativa: una manera diferente de actuar que no sea dañina. Buscar sugerencias, negociar si hay algo de otra persona que nos moleste también.
- Reaccionar asertivamente cuando otra persona realice algo tóxico que nos afecta para respetar nuestros intereses y necesidades:
Expresar cómo nos sentimos, explorando motivos por los que la otra persona tiende a hacer eso y sugiriendo alternativas. Las mentiras son actos tóxicos que podemos elegir:
- Tolerar: hasta el límite que nosotros establezcamos (sea un número de mentiras, un tiempo esperando el cambio o la cantidad de energía o ganas que tengamos de tolerarlas).
- Trabajar: identificando los factores que la están propiciando (por ejemplo: hábitos, relaciones pasadas donde había mucha crítica, escasez de consecuencias) y aprendiendo alternativas. Esto es posible cuando se crea un espacio donde se pueda hablar de todo tranquilamente sin juzgar al otro y beneficioso para identificar en qué podemos estar influyendo nosotros y así ayudar a la otra persona a que cambie.
- Terminar: acabando con la relación.
Hemos hablado de mentiras pero también podemos encontrar otros comportamientos tóxicos como:
Es decir, actitudes o acciones que resultan nocivas para el que las asume y su entorno porque deterioran las relaciones de una manera u otra:
- Disminuye o se rompe la confianza cuando te descubren.
- El entorno permanece o hace lo que le dices por miedo, no porque quiera estar ahí o te valore positivamente.
- Se altera la comunicación: la otra persona puede dejar de decirte cosas porque le es desagradable tu reacción (no se siente escuchada, la vas a criticar…).
- El bienestar psicológico de ambos empeora: tanto la autoestima de la persona que recibe críticas constantemente se ve agujereada por los comentarios en sí y por no frenarlos como el autoconcepto de quien realiza estos conceptos.
- Nos distanciamos del otro y se deteriora la relación: quizá mantengamos la relación pero no nos involucramos emocionalmente porque no estamos a gusto, no nos podemos expresar con tranquilidad y le vemos como un conocido y extraño a la vez.
Sin embargo, las realizamos porque obtenemos algo a cambio aunque este algo a veces no sea evidente (por ejemplo: evitar una discusión). Conviene saber que en toda relación existen 3 entes:
Si F te ha dicho repetidas veces que le molesta x cosa, no es cosa suya porque va a influir en la relación:
- No le va a dejar de molestar.
- Quizás no quiera cambiar o ceder ante cosas que a ti te molesten.
y eso te afecta a ti.
En definitiva, estos tres factores deben estar bien para que la relación esté equilibrada. Si tú no estás bien, va a afectar a cómo te relacionas conmigo, y viceversa.
Y yo no debo esperar a que tú adivines lo que quiero, o a que cambies simplemente diciéndolo y dejando pasar el tiempo. Las palabras siempre deben ir acompañadas de acciones.
Cada uno tiene la responsabilidad de gestionar sus emociones, expresar lo que le gusta/disgusta y aplicar las consecuencias que vea necesarias para su bienestar respetando los derechos del otro.
Son varias habilidades que a veces podemos aprender fuera del entorno terapéutico mediante la interacción con otras personas, libros psicoeducativos y otras dentro de sesión junto con un paquete de pautas que aborde todas las áreas de mejora de manera profesional y especializada.
Laura Marín Cuesta
Psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga, experta en terapia cognitivo conductual.