¿Todas las emociones tienen una función?
Crecimiento personalLaura Marín Cuesta
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EMOCIONES, ¡qué mala fama tienen algunas!
Pueden tener un tono agradable o desagradable pero todas nos ayudan de una forma u otra cuando nos permiten funcionar en el día a día.
Las emociones tienen 3 funciones principales aunque seguro que puedes encontrar más:
- MOTIVACIONAL: potencian y DIRIGEN la conducta. Cuando las experimentamos, realizamos alguna conducta en consecuencia. Si vemos una cucaracha y nos da miedo, inmediatamente realizamos una acción: corremos. Aunque no siempre sea la que mejor resultados a largo plazo nos retorne.
- ADAPTATIVA facilitan el AJUSTE a las nuevas condiciones del entorno.
- SOCIAL: son una forma de COMUNICARNOS con los demás y modular su conducta.
Muchas teorías e investigación ha generado la curiosidad por conocer mejor cómo funcionan las emociones: qué cambios producen en el cerebro, por qué hay personas más sensibles que otras o hasta qué punto son aprendidas según el entorno cultural en el que hemos crecido.
Según Paul Ekman (psicólogo pionero en el estudio de las emociones y expresión facial), los humanos compartimos 6 emociones básicas, primarias o fundamentales cuyas funciones son:
1. La IRA (AUTODEFENSA):
- Disminuye el miedo, incrementa la energía para la acción.
- Se activa cuando consideramos que algo o alguien no nos respeta o interfiere en nuestros objetivos, (especialmente si creemos que lo hace de forma voluntaria).
- Puede ir dirigida hacia otras personas o hacia uno mismo.
2. El MIEDO (PROTECCIÓN):
- Se activa ante ciertas señales que percibe como una posible amenaza o peligro.
- Activa nuestros recursos de vigilancia, incrementa la precaución, etc.
3. ASCO (RECHAZO):
- Se activa ante ciertas señales que percibe como una posible amenaza o peligro.
- Activa nuestros recursos de vigilancia, incrementa la precaución, etc.
4. TRISTEZA (REINTEGRACIÓN):
- Nos ayuda a reducir nuestro sufrimiento.
- Permite que recibamos ayuda del entorno (expresada conscientemente o en nuestro lenguaje corporal) y aumentar nuestros propios recursos.
5. SORPRESA (EXPLORACIÓN):
- Es neutra y la más breve de todas.
- Orienta rápidamente nuestra atención ante un estímulo inesperado para que lo analicemos y afrontemos la nueva situación
6. ALEGRÍA (AFILIACIÓN):
- Fomenta actitudes positivas: predisposición, motivación…
- Optimiza la respuesta cognitiva, la creatividad, el aprendizaje.
- Fortalece los vínculos sociales.
- Nos ayuda a superar el miedo.
Las emociones SECUNDARIAS surgen como combinación de las primarias al internalizar ciertas reglas culturales del entorno en el que hemos crecido. Estas emociones como el orgullo, la vergüenza… son sociales o autoconscientes. Por tanto, van a aparecer en mayor o menor grado en función de nuestro aprendizaje y nuestras características individuales.
Las emociones no son buenas o malas: todas cumplen una función.
El malestar psicológico no viene tanto por el tipo de emoción sino por otras variables como una EXCESIVA DURACIÓN, INTENSIDAD, UMBRAL DE ACTIVACIÓN (si la reacción es proporcionada o desproporcionada ante el estímulo que la desencadenó) o DIFICULTADES EN LA HABILIDAD para gestionarla.
¿CONOCES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?
Si las emociones tienen una función, parece conveniente observarnos cuando experimentemos alguna de ellas para ver qué mensaje nos están transmitiendo y qué necesitamos hacer en ese momento, ya que de lo contrario actuaremos por inercia. Esta capacidad es lo que denominamos en psicología como inteligencia emocional y se compone a su vez de 4 capacidades:
- Percepción emocional: se trata de la habilidad para percibir y expresar las emociones propias y ajenas correctamente. Por ejemplo: reconocer una emoción por las sensaciones corporales en las que se expresa (identificar que estamos enfadados por el aumento de calor y tensión en nuestro cuerpo o reconocer que algo te gusta porque te has dado cuenta de que estaba sonriendo).
- Facilitación emocional: consiste en utilizar las emociones para tomar decisiones más inteligentes y coherentes, balancear las opciones que mejor te vayan a hacer sentir. Por ejemplo, si estás valorando irte a vivir con tu pareja y te proyectas en ese escenario (visualizas cómo te sentirías en convivencia según las rutinas de cada uno, cómo os vais a entender…).
- Comprensión emocional: es la capacidad para comprender sentimientos complejos o contradictorio (por ejemplo, sentir amor y odio a la vez), relacionar nuestras emociones (la tristeza tras la muerte de un ser querido) o el paso de unas a otras (pasar del enfado a la culpa).
- Regulación emocional: aprender a tolerar las emociones por lo que simbolizan y por lo que nos informan. Por ejemplo, permitirnos estar tristes sin evitarlo o hacer algo para anular esa tristeza.
Estas habilidades no son innatas sino que se desarrollan a lo largo de nuestra vida en función del entorno en el que crezcamos, interactuemos y podemos entrenarlas, algo tremendamente beneficioso para nuestro mundo interno y la relación con el exterior. No obstante, muchas veces por falta de educación emocional en el currículum escolar, en la historia de vida de nuestros progenitores, ausencia de divulgación sobre psicología en determinados entornos, carecemos de inputs que nos ayuden a desarrollarlas. Esto no nos sale gratuito ya que en muchas ocasiones nos genera un malestar emocional al no permitirnos sentir esas emociones (por ejemplo cuando hemos crecido bajo el lema “llorar es de débiles” y nos sentimos tristes, nos culpabilizamos o castigamos por ello, lo que denominamos invalidación emocional) y entorpece cómo nos desarrollamos con nosotr@s mism@s y nuestro entorno.
Laura Marín Cuesta
Psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga, experta en terapia cognitivo conductual.